viernes, 14 de septiembre de 2007

Mario Briceño Iragorri

En abril estuve leyendo a Mario Briceño Iragorri. De su texto "La historia como elemento de creación" (1942), extraigo este lúcido fragmento:

"...Recién instalada la dictadura caudillesca del General Juan Vicente Gómez (...) en una Orden General del Estado Mayor del Ejército se disponía una misa para agradecer al 'Altísimo (y son palabras de aquel documento) por haber conservado fuerte y enérgico al hombre providencial que de la más honrosa humildad llegó triunfador a la más alta posición militar de la República'. Ese mismo voto se hizo por Castro y por Crespo y por Guzmán y por Falcón y por Monagas y por Páez, y, lo más triste, se hizo también por Boves y por Monteverde. Ha sido el voto del pueblo que mira la Providencia en el brazo del señor en turno, cuando no tiene conciencia de que ese hombre gobierna en nombre suyo. Con ese voto el pueblo ha querido llenar el abismo que le ha separado del autócrata. Cree en la función providencial de los hombres que mandan, porque no cree en sí mismo. Como no puede explicar la función pública partiendo de un acto suyo, mira en el hombre que la ejerce la expresión de un poder extraño, y confunde entonces la fuerza brutal del 'jefe', que la representa, con la propia Providencia Divina. Y el pueblo venezolano no ha creído en sí mismo porque se le han dado explicaciones mágicas de su proceso histórico, y se ha sentido, en consecuencia, insuficiente para discernir su deber. Nuestros sociólogos y nuestros políticos han tenido por ello afán de buscar un hombre que mande y no en hacer un pueblo que se mande por sí mismo" (Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, nº 67, 1985, p. 144)


¿Qué les parece? Han pasado 67 años desde que Don Mario escribió este texto. Cualquier parecido con la realidad NO es producto de la casualidad. ¿La causalidad? De la ignorancia de nuestra historia, de la concepción mágica de la misma y de sus hombres. Es un texto para la reflexión, pues la única salida posible es la educación que se imparte en casa: es necesario crear ciudadanos que sean responsables de su proceso histórico y que no agradezcan al Altísimo por tener un mandón sobre los hombros. Que tengan bajo la piel la noción de que el Presidente es un empleado público. Que tiene cuentas que rendir. Que algún día las rendirá. Y no por gracia del Altísimo sino por que lo manda el pueblo. Que así sea.